Mientras esa escena digna de una de novela ciencia ficción se concreta, en nuestro planeta el bambú representa un fuerte aliado en la lucha contra el calentamiento global y en la promoción del desarrollo sostenible. Es fuerte y tiene alta resistencia por lo que es un excelente sustituto del plástico.
Las cualidades que tiene el bambú lo convierten en un recurso para lograr un acceso a la energía limpio y sostenible, tal como lo establece el Objetivo 7 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.
Gracias a la rapidez de su crecimiento es un material leñoso que ofrece muchas más ventajas. Se puede cosechar en 5 o 6 años, un periodo de tiempo más corto que el que necesitan otras especies usadas como materia prima.
El bambú va ganando prestigio mundial como recurso de biomasa. Puede ser utilizado directamente como leña o ser transformado en carbón, para uso doméstico o en la generación de gas para la energía térmica y eléctrica. Es una especie que no necesita ser replantada y es capaz de absorber CO2 cuatro veces más que otras especies vegetales, lo que convierte al bambú en un recurso de primer orden para combatir el calentamiento global.
Las posibilidades que ofrece de manera generosa el bambú lo convierten en una alternativa real y sostenible al uso de materiales contaminantes o muy costosos desde el punto de vista ecológico.