La violencia en Colombia es estructural. Varias décadas de conflicto armado han marcado toda la sociedad neogranadina. Los defensores del medioambiente hacen parte de las víctimas por la violencia endémica. A pesar de la firma de los históricos acuerdos entre el gobierno y la desaparecida guerrilla de las FARC, la paz en Colombia sigue siendo una quimera.
Colombia posee el deshonroso primer lugar mundial en asesinatos de líderes ambientalistas, según el informe de Global Witness. También posee la titularidad de una riqueza medioambiental única, blanco de las ambiciones de diversos grupos.
El crimen organizado y fuerzas paramilitares, los autores materiales de los asesinatos, ahora controlan las zonas que antes eran feudos de grupos guerrilleros ya desmovilizados.
Tres años han transcurrido de los acuerdos de paz y los líderes sociales, sindicalistas, campesinos, indígenas y ambientalistas en general, deben enfrentar amenazas, que muchas veces se concretan y la impunidad de un sistema legal que no los protege.