Científicos, políticos, académicos, think tanks vinculados con grandes trasnacionales, entre otros, hacen parte de grupos que, si bien no son mayoritarios, niegan la existencia del cambio climático. Algunos matizan la postura y expresan que no lo niegan, pero no lo atribuyen solamente a la acción del ser humano.
Los negacionistas o escépticos medioambientales, o escépticos del cambio climático como también se les conoce, aducen que el cambio climático es una realidad pero que ni es tan grave como lo establece la comunidad científica y los organismos multilaterales, ni lo provoca la actividad humana.
Esta corriente de opinión no es muy popular, pero a tenor de algunas declaraciones, sobre todo políticas, expresadas por dirigentes políticos con responsabilidad en políticas públicas, pareciera que la base social de simpatizantes del negacionismo climático estuviera creciendo.
Un estudio llevado a cabo en España por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), estableció que 10 por ciento de los encuestados afirmaba que el cambio climático no existe. A ese grupo de ciudadanos está dirigido el discurso de los escépticos o negacionistas medioambientales, quienes afirman que el cambio climático es una teoría, no un hecho científico, que busca controlar y limitar la libertad de la población y de las empresas para desarrollarse y crecer.