Animales como los erizos, los osos y las ardillas, se dedican a la hibernación en la temporada de invierno. Durante ese sueño estacional, la proteína RBM3 elimina más o menos un 30% de las sinapsis del animal. Cuando llega la primavera y las criaturas empiezan sus movimientos, la misma proteína restaura las conexiones.
El proceso de destrucción y recomposición de las sinapsis durante el sueño invernal de los mamíferos, es el mismo que ocurre, de manera permanente e irreversible, cuando la demencia aparece en los humanos.
Esta pérdida de las sinapsis incide de manera negativa en las funciones cognitivas de los pacientes. A medida que la devastadora enfermedad va avanzando, empiezan a aparecer signos que revelan el deterioro mental, como la dificultad para concentrarse, la confusión y los cambios de humor.