Desde distintos frentes de la lucha medioambiental se han hecho exhortos para dejar de llamarlos biocombustibles, puesto que el prefijo bio no se corresponde con la naturaleza verdadera de estos carburantes. En el año 2005 el movimiento Vía Campesina acuñó el término agrocombustible para asociarlo con el negocio de la agroindustria.
Los agrocombustibles son producidos a gran escala con métodos intensivos de explotación de la tierra, con todas las gravísimas repercusiones que eso supone para el medio ambiente.
Los promotores de los agrocombustibles los definen como la mejor alternativa para sustituir el uso de combustibles procedentes del carbón y el petróleo, a fin de disminuir el efecto de la explotación y el uso de los combustibles fósiles en el calentamiento global y el cambio climático.
También aseguran que los grandes beneficiarios de la industria de los agrocombustibles serán los países en desarrollo, quienes lograrán un repunte económico gracias al cultivo de especies vegetales que irán a alimentar, nunca mejor dicho, la industria de los agrocombustibles.
Aunque en los países del hemisferio norte del planeta, el mundo industrializado y desarrollado, se insiste en las supuestas bondades de esta tecnología y en la Unión Europea existen leyes que obligan a su uso, sobre todo en transporte, los agrocombustibles están seriamente cuestionados porque no representan, en modo alguno, ningún beneficio realmente ostensible en la lucha contra el cambio climático.
Por su parte, la Unión Europea aclara que los agrocarburantes que se utilizan en la actualidad son los llamados de segunda generación, es decir, los que se fabrican a partir de materia prima que “generalmente” no son de cultivos alimentarios y no son aptos para el consumo humano, como el aceite de cocina usado o residuos de la agricultura y la silvicultura.
Sin embargo, en el año 2019, la organización Transport & Environment, dio a conocer el dato de que en el año 2018 la Unión Europea había incrementado el uso de aceite de palma para la fabricación de agrocombustibles. En la Unión Europea ya han dicho que para el año 2023 ya no se importará aceite de palma para la fabricación de agrocombustibles.